Editorial 184
La propagación mundial del COVID-19 demostró que las personas desconocen su propia naturaleza, pues cuando el virus se extendió desde China a otros continentes, afloraron comportamientos irracionales como la compra y acumulación de productos indispensables en los servicios de salud públicos, así como actitudes de intolerancia hacia el personal médico. A pesar del egoísmo e indiferencia, que socialmente se creían rebasados, hubo muestras de apoyo, empatía y compasión por el prójimo, especialmente por aquellas personas en condición clínica negativa.
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